Lun. Oct 20th, 2025

Rodrigo Paz ganó un histórico balotaje y se convirtió en el presidente electo de Bolivia

Después de semanas de intensa campaña y debates sobre el rumbo económico y político del país, Bolivia eligió este domingo a su nuevo presidente. Los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE) marcan el triunfo del senador centrista Rodrigo Paz Pereira, quien asumirá el desafío de gobernar en un contexto de crisis económica y polarización social.

Con el 97% de los votos escrutados preliminarmente, Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso sobre el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002) de Libre, con el 54.53% de votos frente a al 45.47%.

En su primer discurso como presidente electo, Paz llamó a la unidad y dijo estar dispuesto a trabajar con “todos los hombres y mujeres que quieran a la patria”.

El vencedor de las elecciones agradeció a los presidentes de la región que lo llamaron para expresar sus felicitaciones y afirmo que “Bolivia vuelve a recuperar paso a paso su escenario internacional”.

El candidato a vicepresidente, Edmand Lara, fue el primer candidato en dar declaraciones públicas con un mensaje de conciliación. “Hoy el pueblo nos da la oportunidad de gobernar Bolivia para todos, llamo a la unidad y a la reconciliación de los bolivianos”, manifestó. “Se acabó la campaña política, hay que trabajar por Bolivia, la patria está primero”, agregó.

Al reconocer su derrota, Quiroga manifestó que llamó al presidente electo para expresarle sus felicitaciones y descartó indicios de fraude en la votación. “Entiendo el dolor que nos embarga, créanme que si tuviéramos una evidencia sistémica (de fraude) la pondríamos sobre la mesa”, afirmó. El ex presidente agradeció a su equipo y manifestó que “le duele no poder hacer por Bolivia lo que Bolivia merece”.

La inédita segunda vuelta presidencial consolida el cierre de un ciclo político dominado por el Movimiento Al Socialismo (MAS), con Evo Morales y Luis Arce. El frente que gobierna el país desde 2006 con excepción de un año fue derrotado en la primera vuelta de agosto, cuando obtuvo apenas el 3,1% de los votos.

Dentro de tres semanas, el presidente Arce entregará el mando de un país en recesión y sumido en una profunda crisis económica a raíz del desplome de la industria de los hidrocarburos, que era su principal fuente de ingresos. Desde hace más de dos años que los bolivianos experimentan una subida constante de los precios, periodos de escasez de combustible y una crisis cambiaria por falta dólares en el mercado.

En ese contexto, las propuestas económicas dominaron el debate político en estas elecciones con más puntos en común que desacuerdos. Paz centró su propuesta en la reducción del gasto fiscal, la redistribución del presupuesto nacional en favor de las regiones y reformas tributarias bajo el concepto de “capitalismo para todos”. A diferencia de su adversario, el presidente electo descartó acudir en primera instancia a los organismos de financiamiento externo y apuesta por una mejor administración fiscal porque “cuando no se roba, la plata alcanza”.

“Es un gobierno que va entrar a apagar un incendio que ya está propagándose. Hay muchos temas por abordar, como la reforma institucional de la justicia, pero todos van a quedar subsumidos a segundo o tercer plano, porque lo que tiene que abordar el próximo gobierno es la emergencia económica”, advirtió el analista y consultor en comunicación política, Carlos Saavedra.

Lo que preocupa a los analistas es lo que vaya a pasar el día después de la posesión del próximo gobernante, debido a que ninguna fuerza política tiene mayoría parlamentaria y para algunas reformas estructurales se necesitan consensos de dos tercios. En la votación del 17 de agosto quedó conformada la Asamblea Legislativa Plurinacional con seis partidos y Saavedra apunta que no solo hay fragmentación parlamentaria, sino también dentro de los frentes políticos por las diferentes corrientes internas.

Con el anuncio de los resultados, Bolivia inicia una nueva etapa política marcada por expectativas y desafíos. El presidente electo asumirá el mandato en un contexto de crisis y con alta polarización social, mientras la población aguarda que el nuevo gobierno traduzca su victoria en estabilidad, diálogo y soluciones a las demandas más urgentes del país.

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