Vie. Oct 24th, 2025

Las plegarias de Cumaná – Líder en deportes

En la polvorienta cancha de La Trinidad un enjambre de niños arma una partida. La pelota se les confunde y se les pierde en el tierrero que sus breves pies levantan al paso del juego. Son chicos del barrio que sueñan con emular las gestas de Alexander “pequeño” Rondón, aquel atacante figura de la Vinoitinto y que llegó, en tiempos cuando jugar el Brasil era muy difícil, ser jugador del Sao Paulo. Sus hijos, Alexander José y José Alexander ya emprendieron el mismo camino del padre, y emergieron, no obstante las dificultades, del fútbol de Cumaná. Es curioso: aun sin canchas apropiadas ni abrevaderos en los que se cuecen los grandes futbolistas, de la ciudad primogénita del continente americano han salido algunos de los jugadores de más fina técnica del país, aquellos muchachos que asombraban por su manejo del balón y su facilidad de magos para escapar a las marcas. Ahora echamos la vista atrás y recordamos a Daniel “cafú” Arismendi, “chipi” Marcano, Alexis Chirinos, Carlos Castro, César “Champion” Marcano, Pedro Boada, José Gregorio Ducallín, Alexander Rondón, Francisco Aristeguieta, casi todos en algún momento miembros de la selección nacional…

Cumaná pide campos de fútbol, aquellos santos lugares en los que se podrían conseguir talentos y habilidosos jugadores para los equipos y la Vinotinto, y levanta al cielo una plegaria para poder entregarle al país todo ese buen jugar. De la cancha de la Trinidad salió Rondón, y ahí se han curtido, torciendo el brazo a las dificultades de cada día, decenas futbolistas de buen andar. Y tiene sentido recordar que César Farías, uno de los directores técnicos de más grata recordación en el seleccionado, fue, aunque nacido en la cercana Guiria, un valor cumanés porque ahí tuvo sus recorridos iniciales como entrenador. La capital del estado Sucre clama por escenarios para perfilar jugadores y enseñar que alguna vez los olvidos pueden llegar a ser olvidados y el comienzo de una nueva era de fútbol del bueno…

La llegada de Yangel Herrera a la Real Sociedad marca un hito en su ya experimentada carrera. En el equipo vasco podrá conseguir aquella regularidad necesaria que ha sido interrumpida por impensados cambios de equipos y lesiones imprudentes. Allá se ha conseguido con Jon Aramburu, para construir una pareja de venezolanos que pocas veces se da en el fútbol europeo. La Real, infelizmente, se debate en el último lugar de las posiciones españolas, y contra pronóstico, con el riesgo inminente de descenderá la segunda división. Herrera podría ser parte de la salvación. Esa será su urgente empresa.

Nos vemos por ahí.

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